lunes, 19 de noviembre de 2012

Quien no es libre

Víctima de represión, sale por las calles libres
con el espíritu deliberado y suelto
Ataduras impuestas
han de amarrarle
Pero no es víctima,
se hace,
conduce sus actos,
sabe lo que hace

domingo, 23 de septiembre de 2012

Crónicas de un oído: antes de acostarse


Los que habitan esta casa se acostaron después de que entraron al baño y abrieron las llaves del agua para lavarse los dientes, después de que “jalaron” el agua del inodoro, después de que cerraron las puertas y después de que se dieron el beso de las buenas noches.

Las noticias también se sintonizaron, ya fuese en radio o televisión. Como a las 10 o a las 11 los regaños de la abuela para que yo durmiera fueron frecuentes.

Hubo sonidos indeseables en la noche: el estruendo de los cohetes, el señor de los tamales, las fiestas de los vecinos en la madrugada, los aullidos, los maullidos, el “clic” de las teclas de la computadora porque ¡Cómo fastidió el sonido de las tareas inconclusas!

A partir de las 11pm., las personas encontraron un poco de silencio para poder acostarse.

Crónicas de un oído: la tarde estridente


La tarde de un día normal en esta casa siempre será escandalosa, en especial cuando llegue la hora de comer: los niños gritarán y llorarán, los grandes también gritarán y hablarán de tantos temas, la abuela escuchará con dificultad lo que los otros dicen, pero dará satisfacción el oírla contar uno de sus recuerdos; la tv. hará las veces de música de fondo mientras uno saboree los platillos que prepare la abuela.

En la protesta de hambre, canes, aves, niños y uno que otro desesperado (que las más de las veces podría ser yo) comenzarán algarabías sincrónicas para pedir alimento. 

Una vez reunidos en la mesa, los sorbos de agua, el estridor de los cubiertos contra los platos, y las palabras entre bocados serán los más comunes.

Al comenzar la tarde el hacer tareas implicará los repiqueos de las teclas de la computadora portátil o el ruido del carbono del lápiz en la hoja de papel. Muchas veces los niños jugarán en el patio y sonarán las llantas de sus bicicletas o las pisadas de cuando corran. En esos momentos todo será ruido.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Crónicas de un oído: sonidos iniciales


Lo que escucho a eso de las 9 de la mañana cuando estoy en mi cama un sábado cualquiera es el trino de los pájaros que mi abuela refugia en sus respectivas jaulas, se puede hablar de que son pocos: hay dos integrantes de la familia cenzontle, un periquito y un canario. Puedo escuchar, entonces, un silbido delicado, ocasional, que me lleva a pensar quizás en las aves más pequeñas que consiente mi abuela.

La habitación está apagada, no hay luces externas más que la pálida iluminación que viene de las ventanas, iluminación que sugieren un día nublado y un sol en decadencia. Se siente frío, mis pies están descubiertos. Los demás siguen somnolientos mientras yo permanezco inmóvil y escucho, de improvisto, movimientos en las jaulas. Se escucha como si a lo lejos un gallo diera su concierto para que la gente despierte, pero yo creo que esa gente ya está acostumbrada a escuchar al nervioso gallo y prefiere seguir en cama.

Constantemente  se esparce el rastro sonoro que los coches y los microbuses dejan en la avenida, aunque no es muy aturdidor sí se percibe aun a escasos metros. En raras ocasiones, hasta este momento sólo una vez, he percibido el habla de unas personas que caminaban por afuera de la casa. Algunos aullidos de perro estremecen en ocasiones.

Es gracioso, pero hay ruidos internos, he oído a mis intestinos retorciéndose de hambre. Una vibración es molesta si se repite en lapsos de 1 cada 10 minutos, y el celular de alguien ha estado vibrando sobre la mesa de madera y es causa de un ruido molesto, como el que produce un avión que avanza sobre la ciudad, encima de esta colonia de calles descuidadas y agrietadas y de perros olvidados en azoteas grises.

Por esta extraña ocasión nadie ha podido prender la tv. Han traído algo de comer ¡qué bien, es hora de desayunar!

sábado, 25 de agosto de 2012

Desde antes

No te conozco pero ya te siento, ya te extraño sin siquiera necesitarte. 
Mi cuerpo y mis ojos no te han explorado, 
la única referencia que tengo yo de ti es tu calor; 
mis labios, en cambio, han creado una hipótesis de tu boca y han hallado amor. 
Estoy cambiando el orden del tiempo: 
en lugar de hablar de ti como si fueras un recuerdo pasado (que no lo eres porque a la fecha no has sido), mejor te invento ahora como un presentimiento muy fuerte (de algo que va a pasar). 
Sin vaguedades puedo decirte que te pienso, que te espero, que te estoy queriendo desde antes. 
Y cuando leas esto serás más feliz.
Jamás me prostituiría, no lo he hecho. Es absurdo, es cierto. 
Que siempre que me sorprenden con una declaración, hasta indecorosa, me rehúso, 
¿en verdad lo hago?
Con una venda henchida de imaginación sobre la conciencia,
te sueño,
me aparto del mundo y me conservo 
con la esperanza de coexistir contigo. 

jueves, 23 de agosto de 2012

Ir, oscuridad, magnificencia, atónita
Ver, escuchar, dejar de ser, mezclar
Nada, todo, en un instante


domingo, 22 de julio de 2012

Llover


La lluvia es la forma en que el H2O muere,
y cuando lo hace su vapor se eleva;
el agua de la lluvia hace las veces de lubricante,
como si el centro de la tierra fuera el útero
y la superficie y el pasto y las rocas la vagina
¿Para qué llueve?
Acaso para que el polen deambulante penetre el fondo de la tierra
y llegue al germen de la vida;
la tierra y el agua copulan
como el sol y la luna,
ambos elementos amorosos.



Instante en que uno muere

Instante en que uno muere
temiendo el cambio,
recordando el pasado, hoy ajeno

So pena y aflicción de los quehaceres perdidos,
acude la frustración y la tristeza,
nostalgias y dolores

Pero, entonces, es natural el pinchazo de la moral:
¿está bien o mal?
aun peor, sentirse temeroso
de prolongar el desaire
a las postrimerías de los aprendizajes,
abocados a eso que se teme que escape

Duele, pensar duele
y duele más no pensar

Extraño bloqueo, parálisis extendida;
se ha dejado en libertad mucho,
lo que se hundió muy adentro;
y uno no se compadece siquiera de voltear a verlo

¡Ah, impotencia!
Al menos escribir hace sentir mejor

sábado, 26 de mayo de 2012

Que tal si...

Que tal si cuando morimos nos dividimos,
regresamos a ser las células originales
o más bien su esencia:

Se forman dos cúmulos de un polvo brilloso e imperceptible,
y cada uno se dispersa
y forma su propia vía,
avanzan magnetizados,
no tienen conciencia,
son como los ciegos que intuyen el final del camino,

Deambulan por un lapso finito pero inconmensurable
y ocurre que ambos en algún momento se necesitan:
sucede la dialéctica de la unidad,
semejante a la metafísica de la expresión de Eduardo Nicol

Reminiscencias I

Nosotros hacemos y existimos en cuatro partes: agua, aire, tierra y fuego
Fuego al principio y al final

Desde ese instante escondemos nuestro cuerpo del contacto con la naturaleza,
nos obligamos al vestido,
desexploramos los objetos,
los sentidos se inhiben,
no tocamos la tierra con los pies,
no tenemos los pies en la tierra,
no abrazamos,
no rozamos la madera asesinada,
no exaltamos ni estimulamos el placer de los órganos,
no respiramos el aire con el cuerpo,
no tragamos todos los microbios con la lengua,
no sentimos con toda nuestra potencia

¿Dónde irá a parar cada cosa?
Hasta que nos hagamos cachos y nos revolvamos en el polvo cósmico,
sólo ahí sabremos el fin terrenal de cada cosa

Ilusorio

Quiero que me duerma como con una guitarra,
que al tomar mis manos comience la música
relajada, y el sol de ese nuevo destello

Que caminemos y corramos, que lo verde nos mire
y rodee con su frescura,
y en la pasividad...

Voltear a ver sus ojos dulces y honestos,
que me miren fuerte y débil
y nos tomemos de la mano
como si ninguna fuerza nos derrotara,
el sol yaciendo a nuestro costado

domingo, 22 de abril de 2012

Contradicción

Estoy yo, aquí, ensimismada, conmigo
Hierba, me gusta tu suerte,
calmada sábana hecha de fotosíntesis
Me encanta cómo estás así,
toda tu enraizada, copulando con la tierra;
a cualquier hora puedes imaginar al cielo
con tus lazos delicados;
es asombrosa tu fuerza soportando las hojas
Quisiera ser como tú,
estar ahí como tú, nada más;
recibes el agua mágica y
las lágrimas de los extraños;
¡cómo creces, cómo no te vas!
Este noviembre te cubre de muerte,
de un ambiente cafesino:
un derrumbe de memorias
hojarasca degradada
¿Un ciclo nada más?
Dialéctica de tu vida y muerte,
el vacío te cubre y
te desviste y quedas en los huesos,
¡pobre, qué lástima das!