miércoles, 24 de julio de 2013

Te ayudo a irte

Te ayudo a irte,
vuela suave
como el aleteo profundo
de un ave,
cuando se remontan
casi al margen
de la esfera de cristal,
porque al final
ver volar libera.

Puedes ir rápido,
con las mejillas puestas al horizonte
(uno que tú creas
con ayuda de tus instintos,
presintonías electrizantes).

Entonces,
las olas las alas las moldean,
y así podrías extenderte
por los caminos que quieras.

Tenemos el cielo,
y el viento ha de cedernos
los instantes más bellos.

Corre, corre, corramos,
porque hay que disfrutarlo.
(Las sonrisas que me diste,
destellos conquistados.)

Ráfagas del viento frías,
el tiempo fresco y renovado,
neutralizan las ideas,
parecen tener una propiedad divina:
se llevan miedos,
apresan fantasmas,
purifican gotas que aun no llegaron a los ojos.


Vuela, entonces,
sin dudarlo,
el tiempo es subjetivo,
el cuerpo siempre está y nosotros siempre nos vamos.