sábado, 26 de mayo de 2012

Que tal si...

Que tal si cuando morimos nos dividimos,
regresamos a ser las células originales
o más bien su esencia:

Se forman dos cúmulos de un polvo brilloso e imperceptible,
y cada uno se dispersa
y forma su propia vía,
avanzan magnetizados,
no tienen conciencia,
son como los ciegos que intuyen el final del camino,

Deambulan por un lapso finito pero inconmensurable
y ocurre que ambos en algún momento se necesitan:
sucede la dialéctica de la unidad,
semejante a la metafísica de la expresión de Eduardo Nicol

Reminiscencias I

Nosotros hacemos y existimos en cuatro partes: agua, aire, tierra y fuego
Fuego al principio y al final

Desde ese instante escondemos nuestro cuerpo del contacto con la naturaleza,
nos obligamos al vestido,
desexploramos los objetos,
los sentidos se inhiben,
no tocamos la tierra con los pies,
no tenemos los pies en la tierra,
no abrazamos,
no rozamos la madera asesinada,
no exaltamos ni estimulamos el placer de los órganos,
no respiramos el aire con el cuerpo,
no tragamos todos los microbios con la lengua,
no sentimos con toda nuestra potencia

¿Dónde irá a parar cada cosa?
Hasta que nos hagamos cachos y nos revolvamos en el polvo cósmico,
sólo ahí sabremos el fin terrenal de cada cosa

Ilusorio

Quiero que me duerma como con una guitarra,
que al tomar mis manos comience la música
relajada, y el sol de ese nuevo destello

Que caminemos y corramos, que lo verde nos mire
y rodee con su frescura,
y en la pasividad...

Voltear a ver sus ojos dulces y honestos,
que me miren fuerte y débil
y nos tomemos de la mano
como si ninguna fuerza nos derrotara,
el sol yaciendo a nuestro costado