Que tal si cuando morimos nos dividimos,
regresamos a ser las células originales
o más bien su esencia:
Se forman dos cúmulos de un polvo brilloso e imperceptible,
y cada uno se dispersa
y forma su propia vía,
avanzan magnetizados,
no tienen conciencia,
son como los ciegos que intuyen el final del camino,
Deambulan por un lapso finito pero inconmensurable
y ocurre que ambos en algún momento se necesitan:
sucede la dialéctica de la unidad,
semejante a la metafísica de la expresión de Eduardo Nicol
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