La tarde de
un día normal en esta casa siempre será escandalosa, en especial cuando llegue
la hora de comer: los niños gritarán y llorarán, los grandes también gritarán y
hablarán de tantos temas, la abuela escuchará con dificultad lo que los otros
dicen, pero dará satisfacción el oírla contar uno de sus recuerdos; la tv. hará
las veces de música de fondo mientras uno saboree los platillos que prepare la
abuela.
En la
protesta de hambre, canes, aves, niños y uno que otro desesperado (que las más
de las veces podría ser yo) comenzarán algarabías sincrónicas para pedir
alimento.
Una vez reunidos en la mesa, los sorbos de agua, el estridor de los cubiertos contra los platos, y las palabras entre bocados serán los más comunes.
Una vez reunidos en la mesa, los sorbos de agua, el estridor de los cubiertos contra los platos, y las palabras entre bocados serán los más comunes.
Al comenzar
la tarde el hacer tareas implicará los repiqueos de las teclas de la
computadora portátil o el ruido del carbono del lápiz en la hoja de papel. Muchas
veces los niños jugarán en el patio y sonarán las llantas de sus bicicletas o
las pisadas de cuando corran. En esos momentos todo será ruido.
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