domingo, 23 de septiembre de 2012

Crónicas de un oído: la tarde estridente


La tarde de un día normal en esta casa siempre será escandalosa, en especial cuando llegue la hora de comer: los niños gritarán y llorarán, los grandes también gritarán y hablarán de tantos temas, la abuela escuchará con dificultad lo que los otros dicen, pero dará satisfacción el oírla contar uno de sus recuerdos; la tv. hará las veces de música de fondo mientras uno saboree los platillos que prepare la abuela.

En la protesta de hambre, canes, aves, niños y uno que otro desesperado (que las más de las veces podría ser yo) comenzarán algarabías sincrónicas para pedir alimento. 

Una vez reunidos en la mesa, los sorbos de agua, el estridor de los cubiertos contra los platos, y las palabras entre bocados serán los más comunes.

Al comenzar la tarde el hacer tareas implicará los repiqueos de las teclas de la computadora portátil o el ruido del carbono del lápiz en la hoja de papel. Muchas veces los niños jugarán en el patio y sonarán las llantas de sus bicicletas o las pisadas de cuando corran. En esos momentos todo será ruido.

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